En
algún momento había que hablar de esta película, uno de nuestros grandes
imprescindibles. Y había que hablar por varias razones:
Primero por su gran historia. Dos películas a la vez. La vida de una joven
mujer, Maggie, que quiere ser boxeadora, (Hilary Swank), que hará lo imposible
porque el gran Frankie Dunn (Clint Eastwood) haga de ella una gran
profesional, un sueño que provocará, (malditos son los sueños a veces) un
accidente que la dejará tetrapléjica. Es ahí donde empieza otra película,
preparada con tintes dramáticos, en la que Maggie y Frank lucharán contra la
ética y la moral, contra sus propios principios, para enfrentarse a la realidad
del momento que ambos están viviendo. Y que no quieren vivir.
En segundo lugar por su director, El gran Clint Eastwood, mucho mejor
Director que actor, creador de grandes obras como Sin perdón, (1992), Los
puentes de Madison, (1996) o Mystic River, (2003). Ganador de cinco Oscar y
cinco globos de oro. Maestro donde los haya, capaz de explotar el fondo del
sentimiento humano, con todas sus virtudes y sus miserias. Un gran tipo serio
amante del Jazz y el buen cine. Un genio sin duda.
Por último por su reparto, por la brillante actuación de Swank, bordando el
papel con maestría, demostrando su poderío de nuevo, tras Boys Don´t Cry. Por el
genial Morgan Freeman, con el que por fin se hizo justicia dándole el Oscar por
esta cinta, narrando la historia de principio a fin, sin decaer en nigún
momento, sin un respiro para la debilidad.
Una película que te llegará muy dentro. Una obra maestra.
¡¡ Vivan los imprescindibles si son como este !!
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