Francis
Ford Coppola lo volvía a hacer. Después de sonados fracasos financieros como la
desastrosa Apocalyse Now, llegaba en 1992 con Drácula.
Una película, que si bien no es su obra maestra, (de momento el honor es para
la trilogía de
El Padrino),
si es un claro ejemplo de lo grande que es este director.
En esta ocación, nos ofrece la mejor adaptación de la novela de Bram
Stoker, una historia de vampiros y de sangre. Pero sobre todo, una historia de
amor.
Amor. Sí. Quizá la mejor película de amor de todos los tiempos, en la que el
conde Vlad es condenado a vivir eternamente como un no-muerto después
de rechazar sus creencias debido a la muerte de su amada. Muchos años después,
el destino le devolverá a su amada en el cuerpo de Mina, una bella mujer y
prometida de un joven secretario, que acude a su castillo con el fin de tramitar
la venta de unos terrenos que el conde compra en Londres. Su lucha por el amor
eterno le llevará al Londres de finales del siglo XIX, (magníficamente bien
creado, con una fotografía espectacular), donde cometerá verdaderas atrocidades
con un único fín: que su amor regrese a su casa y vivan juntos para siempre.
Son varios los argumentos para que esta cinta sea imprescindible. El primero
lo he dicho ya, la mejor adaptación de una novela cargada de amor, de amor puro,
con toda su belleza. Y destrucción.
La música. Una banda sonora compuesta por Wojciech Kilar, famoso por su
trabajo en El pianista
de Roman Polanski y La Lista de
Shindler ,que crea una melodía desgarradora, que empieza
desde la oscuridad gracias al sonido imparable de los sonidos de cuerda y que
termina con una melodía amable y tranquila pero con un transfondo de horror que
envuelve toda la historia. Una banda sonora que culmina con el éxito Love Song for a
Vampire, de Annie Lennox. Una canción que refuerza el
amor de esta película. "Pues no existe en todo el mundo, un amor mayor que
el mío".
Los actores. Anthony
Hopkins, Winona Ryder... pero muy especialmente Gary Oldman, injústamente
tratado, merecedor de, al menos, una nominación al Oscar por esta película en la
que llegó a bajar una Octava su propia voz y que en España se tuvo que recurrir
a dos dobladores distintos para igualar el registro. Un personaje que es capaz
de enamorar y aterrar a la vez. Una interpretación
irrepetible.
Un clásico del cine, que
te enamorará, con un gran vestuario y una bella puesta en escena. No os
arrepentireis.
CURIOSIDADES:
- Coppola quiso reunir a los actores en su casa mucho antes del rodaje para que convivieran y tuvieran experiencias juntos. Entre esas experiencias figuraba la lectura conjunta de la novela de Bram Stoker, lo cual les llevó 2 días completos, según el propio Anthony Hopkins. Tras dicha lectura, se les pidió a los actores que aportaran ideas para la película, lo cual acabó cambiando por completo el guión original. Según Winona Ryder, que dió a conocer dicho guión al propio Coppola, en principio se trataba de un texto muy filosófico y casi meditativo (narrado en 1ª persona) y no presentaba para nada la estructura que acabó teniendo al final. Uno de los añadidos principales de Coppola fue el prólogo en el que se relaciona la figura histórica de Vlad Tepes, o Vlad el Empalador, con el personaje creado por Bram Stoker.
- El extraño cochero que recoge a Jonathan Harker para llevarle al castillo de Drácula también fue encarnado por el propio Gary Oldman. La película coincide en ese punto con la novela de Stoker, en donde se insinúa que es el Conde mismo quien conduce su coche de incognito.
- Antonio Banderas fue candidato al papel de Drácula, siendo descartado finalmente cuando sólo quedaban tres posibles actores para el papel. El otro candidato fue Jeremy Irons. El motivo por el que no logró ser el elegido fue que no quedaba convincente hablando inglés con acento rumano. Años después llegó su consolidación como estrella de Hollywood interpretando precisamente a otro vampiro en Entrevista con el vampiro