El
pasado Abril, el gobierno, con la varita de los recortes,
anunciaba la redución de un 36% a las ayudas al cine Español. Una redución
de más de 35 millones de Euros cuya aplicación se hizo efectiva de forma
inmediata y que afecta, fundamentalmente, al Instituto de Cinematografía y Artes
Audivisuales, (ICAA) y al Fondo de protección de la Cinematografía. Un duro
revés para una Industria que no remonta y que le lleva hasta casi la
extinción.
Quizás es
convieniente recordar varias cosas. En primer lugar, que el cine no es
inversión, es CULTURA y la RAE define este término como "Conjunto de
conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico". En este
sentido no deberíamos juzgar el cine como mera inversión, como un producto que
genere más o menos rentabilidad. Deberíamos preocuparnos de la calidad y
el Arte, para que la sociedad se desarrolle con plenitud y de forma
objetiva. Hasta que los políticos no entiendan esto, el cine patrio
estará destinado al fracaso. Y la sociedad también.
Hacer una
película no es fácil. Cualquier amante del séptimo arte lo sabe. Basta solo con
echar un vistazo a los créditos de cualquier cinta para darse cuenta de la
cantidad de personas que trabajan con un único fín. El de entretener o hacer
sentir. Cantidad de herramientas, útiles, personal y cabezas pensantes en la
preproducción, la realización de la película y después en la postproducción.
Miles de puestos de trabajo que originan además nuevos puestos alternativos en
la promoción de la película, (distribuidores, Exhibidores, publicitas...). Una
Industria grande y compleja que genera trabajo y que a la vez genera riqueza
cultural y social. Esa es la verdadera rentabilidad del cine. O esa, al menos,
debería ser.
Deberíamos
de abrir la mente a nuevos proyectos. A lo mejor no es mala idea que las
empresas privadas participen en este costoso espectáculo, que busquen su
publicidad a partir de la producción de películas. O que el gobierno tomara
medidas beneficiosas. En
Francia, por ejemplo, disponen de un fondo de apoyo al cine proveniente de tasas
por las entradas al cine, (que sin subir precios, establecen porcentajes
para que una parte se destine a este fondo con independencia de la nacionalidad
de la película visionada), o una tasa cobrada a cadenas de televisión a cambio
de su emisión en estreno. Además si una película logra un éxito importante de
Taquilla, (vease, este año, Intocable, con más de 19 millones de espectadores),
el productor cuenta, de forma automática con un monto importante de diner para
invertir en próximos proyectos. De esta forma, la cuota de pantalla
de cine frances nunca baja del 34%. Algo impensable ahora en España
cuando la cuota es de apenas (y con suerte) de un 14%. En Colombia, por
ejemplo, tal
como nos decía para PonteCine el cineasta Oscar Hincapié, por cada 100 pesos
que se invierte en cine, el productor tiene derecho a deducirse en su
declaración 125. Condiciones muy buenas en las que, al final, ganamos todos.
Es
necesario reinventarse. En necesario y urgente. Paco León lo ha hecho estrenando
su película, Carmina o Revienta, a la vez en cines, internet y DVD. Es una
posible solución, aunque hay otras muchas. Todo pasa por crear una buena
historia y moverse por el mundo. Internet es clave. Los productores de cine lo
saben aunque se niegan a aceptarlo. Es solo cuestión de tiempo. Ojalá en Cine
Español sobreviva mientras tanto.