De entrada, decir que este tipo de películas no son "santo de mi devoción", (la frase me viene que ni al pelo) porque normalmente suelen tener un guión bastante pobre y un argumento que no se sostiene. Así ocurre en la primera parte de la película, en la que los personajes son bastante planos y tópicos. Todo cambia, sin duda, cuando entra en escena Hopkins, dando un matiz distinto a la cinta y convirtiendola, gracias a su magnífica parte final, en una película aceptable. Me ha sorprendido gratamente, esa es la verdad, aunque imagino que se lo debo a la gran actuación del maestro.
Anthony Hopkins vuelve al thriller y a sus mejores tiempos en esta cinta, en la que muestra lo que mejor sabe hacer: "acongojar" al personal. Con solo una mirada de las suyas consigue meternos mucho más miedo en el cuerpo que cientos de eféctos, cabezas dando vueltas y sonidos endiablados. Y es que Sir Hopkins es así. Solo le basta un par de gestos, dos miradas a la cámara y yo ya estoy sin dormir tres días. Está es sin duda, el mejor reclamo de esta película que sin él, pasaría totalmente desapercibida. y pasará, bastante probable, porque no está bien hecha. Los que quieran pasar miedo les decepcionará y los que quieran buscar una historia que les diga algo saldrán del cine con una espinita, porque en la película algo falla. Se queda a medio camino entre El exorcista y El Silencio de los corderos, y eso no se hace, oiga. Solo le hubiera hecho falta un poco más de atención al personaje de Hopkins y ahora estaríamos hablando de una obra maestra. Lástima.
Le doy tres estrellas porque el maestro se las merece, y porque vale la pena verle como en sus mejores tiempos.
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