Sí que hay paz para los malvados.
Esa frase,
pronunciada por una irreconocible Isabel Coixet, puede resumir perfectamente la
gala de ayer de los premios Goya. Una gala más sosa que las anteriores y con una
Eva Hache que no pudo superar el fantasma de Buenafuente.
En cuanto a los premios:
Reconozco
que el equipo de PonteCine está dividido.
El próximo miércoles, Piru nos dará su visión de
esta gala, con otro punto de vista y Noemí e Ismael seguro que
tendrán mucho que decir. Es una semana para analizar y debatir mientras
esperamos ansiosos los Oscar del próximo domingo. Mi opinión es que la
Piel que Habito fue la gran perdedora de la noche, a pesar de alzarse
con cuatro galardones y superar a Eva y a La voz dormida, pero mucho me temo que
los académicos aún no se han olvidado de viejas rencillas. Era la noche de
Almodóvar y también la de un Banderas entregado. Lo era porque La piel que
habito es una buena película, porque venía respaldada por el éxito de público y
crítica y lo era además por el éxito internacional, con una nominación a los
Globos de Oro y un premio en los Bafta Británicos. Sinceramente, se merecía el
Goya. Hay gente que piensa que siempre ganan los mismos. La realidad es que
Almodóvar ha
ganado tres veces y han seleccionado sus películas para los Oscar en solo dos
ocasiones, una de ellas ganándolo. Si los académicos hubieran elegido este año
su cinta hubiera sido, al menos, una nominación segura. Algo que no pasa desde
el año 2004. Un dato que merece una reflexión.
Banderas
tampoco tuvo suerte este año. Ya sea envidia o mala suerte, lo cierto es que
este actor nunca ha ganado un premio importante y me da pena, es cierto. Ojalá
que en su próximo proyecto con Carlos Saura, interpretando a Picasso, logre su
esperada estatuilla. Realmente merece un reconocimiento por toda su trayectoria,
por su amabilidad, siempre, y por lo mucho que ama el cine. El resto de premios
bastante repartidos. Me encantó el discurso de Elena
Anaya y me enamoró el de María León.
Jan cornet se alzó con el Goya al actor revelación confirmando el éxito que se
preveía en nuestros
premios y también resaltar a Eva, un filme futurista que se llevó tres Goyas
y que marca un punto y aparte sobre lo que el cine español puede llegar a hacer.
Señoras y señores que aún viven en los 90, que repiten por comodidad e incultura
esa frase trillada de "yo no veo cine español porque siempre hacen lo mismo" os
invito a descubrir esta película, antes de morir lentamente, para abrir
horizontes y confiar un poquito en la gente que está y sobre todo que llega, y
que hace las cosas de forma distinta. A ver si entre todos cambiamos las cosas
de una puñetera vez.
En cuanto a la gala:Lo del número musical siempre es divertido, lo reconozco. Me va la marcha y disfruto con el espectáculo, (soy un teatrero, sí) pero es que este número estaba hecho a destiempo y mal. No se puede empezar una gala así. Hubiera sido mucho más efectivo después de una breve presentación, como Hugh Jackman en los Oscar del 2009, o Neil Patrick Harris en los Tony del 2011, o una vez empezada, como el gran momentazo en los Goya del año pasado con Tosar. Lo del Rap del Langui tampoco me gustó. No venía a cuento y está ya demasiado utilizado. Todos los presentadores del Goya a mejor canción saben lo que les toca, y tan poca sorpresa me aburre. Lo que sí me gustó son los videos de Eva Hache dentro de las películas, por sus caras y gestos, (Eva es una gran cómica, no presentadora) En especial el Sketch de No habrá paz para los malvados y me encantó además la reaparición de Silvia Abascal, recuperada casi al completo de un ictus.
Un
escenario simple y reducido a la mínima expresión y unos chistes de la Hache que
a veces hacían gracia. Y otras no. Una gala que fue lider de audiencia pero que
no pudo superar a las dos anteriores. Sólo
el monólogo intencionado de Santiago Segura consiguió despertar carcajadas a
todos, por su sinceridad y claridad. Por decir abiertamente lo que
todos sabíamos que iba a pasar.
Despedir a
Buenafuente fue solo el primer error. Es segundo fue mío, al creer que la
academia había hecho las paces con Almodóvar. Soy demasiado inocente, ¿a que
sí?
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