De vez en cuando es bueno ver una película sensiblera, una de esas historias que hacen que agarres un buen paquete de pañuelos y no los sueltes durante las dos horas que dura la narración. Y digo que es bueno por que así te desahogas, sueltas todas las tensiones de la semana y te quedas como nueva. Pues La gran aventura de Winter es una de esas películas, pero además tiene algo más que la hace sumamente especial.
Hace pocos días mantuve una conversación con una amiga que estaba pasando uno de esos días en los que hubieras preferido no levantarte de la cama, una de esas horribles tardes que prefieres borrar de tu memoria para siempre. Ella me decía que estaba empezando a no creer en la bondad de la gente, y mi contestación fue sencilla, “es que no deberías creer que todavía existe, desapareció hace mucho”.
Tamara, después de ver esta película debo decirte que he cambiado de opinión. Todavía existe bondad en las personas, hay que buscar y rebuscar, no es sencillo encontrarla, pero todavía hay. ¡¡No dejes jamás de creer que existe, es la mejor cualidad de una persona y vivirás muchísimo más feliz que muchos de los que te rodean!!.
La película nos cuenta la historia real de un delfín que es gravemente herido y como un extraordinario grupo de personas, liderados por un niño problemático se vuelcan con el animal para que viva. La película nos demuestra como la bondad y generosidad de los animales y los niños pueden mejorar un mundo que los adultos estamos destrozando a pasos agigantados.
Sin un guión espectacular, ni unas interpretaciones brillantes, ni unos efectos especiales de última generación, la película consigue que te enamores del delfín, de su historia y de todas las personas que lucharon por él. Después de esto todo es posible!!!!!
Nadie se puede perder esta pequeña película que no es gran cosa, pero que nos enseña grandísimas aptitudes y te llena de positividad. Menos mal que os he avisado, hoy estaba sensiblera.
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