miércoles, 11 de enero de 2012

La fila 11. La risa alegre del cine español


Año nuevo, vida nueva… eso dicen. Y nuevos propósitos para 2012 y balance del anterior en diferentes aspectos. El que hoy y siempre ocupa este espacio: el cine. Y como estamos hartos de malas noticias, de crisis y de apocalipsis, os traigo un buen dato: la cuota de mercado del cine español ha aumentado más de un 3% con respecto al año anterior. Esto significa que nos hemos gastado más dinero en ver nuestras películas, las que, en cierto modo, pagamos todos.
El motivo de este buen dato tiene principalmente un nombre: Torrente. La cuarta parte del poli casposo ha recaudado más de 19 millones de euros, así que olé olé y olé para Santiago Segura por dar al público lo que quiere. “Queréis caspa, pues os va a salir por las orejas”, seguro que pensaría el cineasta. De verdad, mi más profunda admiración por su inteligencia y por hacer un producto cinematográfico rentable, (aunque no sea mi estilo en absoluto).
Porque ahí radica el eterno debate: ¿cuál es valor de una obra maestra que nadie ha visto? El asunto es complejo, y creo que hay que seguir avanzando para que se realicen películas de incuestionable calidad cinematográfica que consigan ser éxitos de taquilla. Que conecten con la gente.
Aún estamos lejos del chovinismo en Francia, donde cada año suele ser una película gala la que más espectadores consiga (y cuanto más francesa sea, mejor, véase el exitazo de Bienvenidos al Norte), pero es cierto que la sociedad española avanza en lo que al cine patrio se refiere, y cada vez se oye menos aquella muletilla típica de algunos gafapasta noventeros de “yo es que no veo cine español”. Ahora eso suena rancio, y me alegra que así sea, y suena rancio gracias a los nuevos directores jóvenes que consiguen hacer películas en las que podemos ver representada nuestra identidad cultural actual, alejándose de las producciones cañís de antaño,

salvo algunas muy dignas excepciones (Berlanga, Saura, etc.).
También ha habido descalabros, por supuesto. Y eso es, sobre todo, lo que hay que evitar. Un buen ejemplo sería El Capitán Trueno, una película carísima a la que llamaron El Capitán Truño, y que destilar sopor por los cuatro costados tan sólo con leer un argumento que nada tiene que ver con la España multicultural hacia la que avanzamos cada vez más.
Pero destaquemos los éxitos. Está claro que la gente quiere comedias y películas contemporáneas: además de la mencionada Torrente 4, y sin tener en cuenta Midnight in Paris, una película con producción española pero rodada en París con un equipo técnico y artístico extranjero, algunos los mayores éxitos de nuestro cine en 2011 han sido Fuga de cerebros 2 con más de cinco millones de euros recaudados, ¿Para qué sirve un oso? y Primos. Todas ellas, películas de evasión, que buscan la risa.
Y luego, por supuesto, Almodóvar. Almodóvar que es un maestro, que con su estilo personal aúna el camino correcto que hemos de perseguir: el cine de calidad que arrastra a un público exigente hasta las salas. Más de 4 millones de euros recaudados, con presencia en Cannes y candidata a un Globo de oro.
Porque el cine, nuestro cine, es, o debería ser, una expresión artística y un reflejo de hoy, también de lo que hemos sido, pero sobre todo de lo que somos y de lo que queremos ser, con miras en el presente y en el futuro. ¡Bravo por el cine español de calidad!

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