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Antonio Godino
He
preferido escribir la crítica de esta película nada mas llegar a mi casa después
de verla, porque la tensión y el nerviosismo que me ha producido me ha vuelto
tan agitado que ahora es imposible quedarme quieto.
Ya lo hizo Aronofsky en Requiem por un
sueño. En esa ocasión estuve una semana despertándome sobresaltado
mientras imágenes de la película sacudían mi cabeza sin parar a la vez que
sonaba su sobrecogedora banda sonora, (utilizada hasta la extenuación en miles
de trailers). En esta ocasión nos presenta a una frágil Nina, (Natalie
Portman) bailarina brillante y protagonista de la obra de ballet El
lago de los cisnes, sobresaliente en el papel de cisne blanco pero
demasiado débil para cisne negro. Este papel le llevará a la obsesión hasta
límites insospechados, (y yo me quejaba de 127
horas…).
Que grande Portman. Tengo un buen amigo que dice que esta mujer es de las
mejores de su generación, y no se equivoca. Aquí borda un papel en la que es la
más absoluta protagonista y que le valdrá, si hay justicia en Hollywood, su
primer Oscar de su carrera. Y espero que no el único.
Que grande también es Aronofsky. Tiene nombre de licor de Vodka, le
pega y todo, por lo fuerte que está cuando lo bebes. Yo creo que le tengo miedo.
Las películas que hace son verdaderas obras de arte, con un montaje perfecto y
una banda sonora capaz de llegarte a lo más profundo del corazón. A mi me llega,
me lo exprime hasta el fondo y salgo del cine con la sensación de que algo
dentro se ha roto, ¿Cómo lo hará?
Le doy 5 estrellas porque se las merece. Porque Portman hace
una actuación de 10 sobre 10. Porque su banda sonora me taladrará durante varios
días y porque quiero que me deje tranquilo y no haga más películas en un tiempo.
Uno necesita un par de años para superar la tensión acumulada después de ver sus
cintas. Creo que, ahora más que nunca, necesito unas vacaciones. Desde luego,
vaya donde vaya, no iré a ver Ballet.
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