Me
encanta ir al cine, ¿lo sospechabais? me encanta estar en la sala y observar las
reacciones de la gente, ver cuando y por qué rien, o lloran. Me encanta ver
cuando una escena se convierte en mágica, cuando la gente ni pestañea. Cuando se
produce esa sensación, (seguro que alguna vez lo habeis experimentado), de
emoción colectiva, de camaradería, de que juntos habeis visto una gran historia.
Nunca antes se había acentuado esa sensación tanto como con The Artist.
Es dificil
hacer una crítica de esta película, más aún cuando es una cinta que anima a la
imaginación de quien escribe y de pronto ves cosas tan bonitas y originales como
la entrada de Manderly,
(teneis que leerla, me encantó). The Artist habla del cine, del cine más puro y
casto, del cine del cambio. De ese cine en el que el mundo sonoro llegaba a las
pantallas y el piano, que "prestaba su voz" a las cintas mudas, desaparecía de
las salas para siempre. Habla de la vida de los actores, los del cine mudo, y de
como tuvieron que cambiar de registro, (la mayoría incluso, de profesión) para
adaptarse a un mundo más exigente, más creativo, más duro, pero a la vez más
especial.
The Artist
habla de un actor, George Valentín, que será protagonista del cambio y sufrirá
las consecuencias del mismo. El argumento me recuerda un poco a la gran Cantando
bajo la lluvia, solo que aquí el protagonista ni canta, ni baila. Más bien
todo lo contrario. En el lado opuesto, una bella mujer llamada Peppi Miller,
será la otra cara del cambio, la mujer que pone voz al nuevo cine y lo
renueva. Una pareja de actores cuyo destino era encontrarse y, juntos, cambiar
el cine. Una pareja de actores que parten como favoritos en los premios
internacionales. Carismáticos y estupendos en sus roles, ¿que mas se puede
pedir?.
The
Artist habla, a gritos, pero solo metafóricamente. Esta película muda
llega a las salas del país impulsada por las nominaciones en los globos de oro y
parte como favorita en la próxima edición de los Oscars. Llega con
fuerza, con la cabeza muy alta, y se coloca, a ritmo de una banda sonora dulce y
encantadora al lado de grandes superproducciones llenas de espectaculares
efectos especiales en 3D y sonido envolvente. Una película sencilla y
humilde, pero a la vez muy segura de sí misma. Sin duda su director Michel
Hazanavizius sabía que es lo que quería, y eso es de agradecer. Sólo un pero: en
los tiempos que corren, entrados ya en 2012, la cinta quiza se haga un poco
larga para la mayoría del público que no está, estamos, acostumbrados a este
tipo de cine. A lo mejor con veinte minutos menos, la cinta hubiera quedado
perfecta, aunque solo es una opinión, por supuesto.
Muy
recomendable. Para ver en la sala de un cine y disfrutar de su arte. No os
perdais la sensación que produce esta película en algunos momentos claves, con
un silencio sepulcral en el que puedes oir la respiración de tus vecinos como si
fuera la tuya propia. Algo que pasaba en los cines no hace mucho y que ya todos
hemos olvidado. No hay mejor homenaje al cine que ese. No defraudará.
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