Año nuevo, vida nueva…
eso dicen. Y nuevos propósitos para 2012 y balance del anterior en diferentes
aspectos. El que hoy y siempre ocupa este espacio: el cine. Y como estamos
hartos de malas noticias, de crisis y de apocalipsis, os traigo un buen dato:
la cuota de mercado del cine español ha aumentado más de un 3%
con respecto al año anterior. Esto significa que nos hemos gastado más
dinero en ver nuestras películas, las que, en cierto modo, pagamos todos.
El motivo de este buen dato tiene principalmente
un nombre: Torrente. La cuarta parte del poli casposo ha
recaudado más de 19 millones de euros, así que olé olé y olé para Santiago
Segura por dar al público lo que quiere. “Queréis caspa, pues os va a salir por
las orejas”, seguro que pensaría el cineasta. De verdad, mi más profunda
admiración por su inteligencia y por hacer un producto cinematográfico rentable,
(aunque no sea mi estilo en absoluto).
Porque ahí radica el eterno debate: ¿cuál es
valor de una obra maestra que nadie ha visto? El asunto es complejo, y creo que
hay que seguir avanzando para que se realicen películas de
incuestionable calidad cinematográfica que consigan ser éxitos de
taquilla. Que conecten con la gente.
Aún estamos lejos del chovinismo en Francia,
donde cada año suele ser una película gala la que más espectadores consiga (y
cuanto más francesa sea, mejor, véase el exitazo de Bienvenidos al
Norte), pero es cierto que la sociedad española avanza en lo que al cine
patrio se refiere, y cada vez se oye menos aquella muletilla típica de algunos
gafapasta noventeros de “yo es que no veo cine español”. Ahora eso
suena rancio, y me alegra que así sea, y suena rancio gracias a
los nuevos directores jóvenes que consiguen hacer películas en las que
podemos ver representada nuestra identidad cultural actual, alejándose
de las producciones cañís de antaño,
salvo algunas muy dignas excepciones (Berlanga, Saura,
etc.).
También ha habido descalabros, por supuesto. Y
eso es, sobre todo, lo que hay que evitar. Un buen ejemplo sería El Capitán
Trueno, una película carísima a la que llamaron El Capitán Truño,
y que destilar sopor por los cuatro costados tan sólo con leer un argumento que
nada tiene que ver con la España multicultural hacia la que avanzamos cada vez
más.
Pero destaquemos los éxitos. Está claro que la
gente quiere comedias y películas contemporáneas: además de la mencionada
Torrente 4, y sin tener en cuenta Midnight in Paris, una
película con producción española pero rodada en París con un equipo técnico y
artístico extranjero, algunos los mayores éxitos de nuestro cine en 2011 han
sido Fuga de cerebros 2 con más de cinco millones de euros recaudados,
¿Para qué sirve un oso? y Primos. Todas ellas, películas de
evasión, que buscan la risa.
Y luego, por supuesto, Almodóvar. Almodóvar que
es un maestro, que con su estilo personal aúna el camino correcto que hemos de
perseguir: el cine de calidad que arrastra a un público exigente hasta
las salas. Más de 4 millones de euros recaudados, con presencia en
Cannes y candidata a un Globo de oro.
Porque el cine, nuestro cine, es, o debería ser,
una expresión artística y un reflejo de hoy, también de lo que hemos sido, pero
sobre todo de lo que somos y de lo que queremos ser, con miras en el presente y
en el futuro. ¡Bravo por el cine español de calidad!
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